Gracias por hacernos vibrar con cada pasada, por hacernos creer que no todo estaba perdido, por tener la valentía de llevar la moto como la llevas, por darnos alegrías y tristezas, aunque las primeras siempre son mayores que las segundas. Gracias por bajarle los humos a quien se creía superior, por hacernos disfrutar como niños con tus virguerias, por mostrarnos una pequeña parte de tu talento.